Florencia es un capítulo aparte, el Puente y sus joyerías, la imponencia del Duomo, sus callecitas, su arte, sus artistas. Sumergirse en la tierra de Leonardo e imaginar cómo debe haberla visto él. Llena de gente asombrada en cada esquina, y el sol... siempre el sol. Deliciosa Florencia...
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